La Inteligencia Artificial, si se aplica a la arquitectura, abre horizontes completamente nuevos en el diseño, la planificación y la realización. La IA puede acelerar y facilitar sustancialmente el proceso de elaboración de proyectos arquitectónicos con gran precisión y optimización de costes. Por otra parte, la integración de la IA en la práctica arquitectónica plantea una serie de cuestiones jurídicas que requieren atención y adaptación a los marcos legislativos y reglamentarios vigentes. El uso de la IA en proyectos arquitectónicos permite obtener, en muy poco tiempo, el concepto de diseño basado en los parámetros establecidos y las preferencias del cliente. La IA es capaz de analizar grandes cantidades de datos sobre la funcionalidad de los edificios, lo que ayuda a alcanzar las soluciones de planificación más eficientes. Se utiliza en la simulación del comportamiento de los edificios en diversos entornos, lo que permite una evaluación preliminar de la sostenibilidad, la eficiencia energética y otros parámetros clave. La IA puede diseñar edificios inteligentes integrados con sistemas de gestión de edificios para permitir un mejor uso de los recursos y ofrecer mejores condiciones de vida a sus ocupantes. Es urgente cuestionar cuestiones como la propiedad intelectual en el uso de la IA en la arquitectura, la originalidad del diseño y quién es el autor y el software desarrollado con IA. Los diseños desarrollados con IA deben cumplir todos los códigos y normas arquitectónicas y de construcción pertinentes. Las consideraciones éticas en el uso de la IA se refieren tanto a cuestiones de privacidad como de accesibilidad en las soluciones arquitectónicas. La Inteligencia Artificial puede cambiar radicalmente la práctica arquitectónica al proporcionar nuevas herramientas para diseñar y gestionar edificios. En cualquier caso, el uso pleno y eficaz de la IA en la arquitectura requiere el desarrollo y la aplicación de marcos jurídicos particulares que regulen la propiedad intelectual, la responsabilidad, el cumplimiento y las normas éticas. Sólo una regulación jurídica bien meditada maximizará los beneficios de la IA en la arquitectura: seguridad, innovación y sostenibilidad.