En cambio, uno de los casos es que las innovaciones de la inteligencia artificial se utilizan activamente en la tecnología financiera para ofrecer nuevos productos y servicios, lo que presupone serios cambios en la tecnología y en las posiciones jurídicas que regulan estos planteamientos. La aplicación efectiva de la IA en el sector de la tecnología financiera requiere que se preste atención a la creación de un marco jurídico claro que garantice la fiabilidad y seguridad de los productos ofrecidos y la protección de los clientes. La IA analiza la solvencia de los clientes utilizando big data y, basándose en ello, los bancos y otras entidades de crédito pueden ampliar el crédito de forma más rápida y segura. Los algoritmos de IA, también conocidos como roboasesores, ofrecen asesoramiento sobre inversiones y gestión de carteras teniendo en cuenta los objetivos financieros de cada persona. La IA supervisa las transacciones en tiempo real y puede identificar intentos de fraude financiero y blanqueo de dinero. La IA ayuda a las empresas a estudiar las necesidades y el comportamiento de los clientes de productos y servicios financieros personales. Otro aspecto crítico de la regulación de la IA en las empresas de tecnología financiera es la protección de los datos personales de los clientes. La legislación relativa a la protección de datos personales debe aplicarse estrictamente. Las empresas de tecnología financiera deben garantizar que los algoritmos de IA sigan siendo transparentes para que los clientes y los reguladores entiendan cómo se toman las decisiones automatizadas. Y lo que es más importante, es necesario crear normas éticas en el uso de la IA, un mecanismo que impida la discriminación y ofrezca garantías de que los consumidores reciben el trato debido. Si bien es cierto que la IA es uno de los principales contribuyentes al desarrollo de la tecnología financiera, sólo puede utilizarse de forma eficaz y segura bajo una regulación jurídica adecuada. El establecimiento de un marco jurídico claro no sólo maximizará las oportunidades de la IA, sino que también minimizará los posibles riesgos para todos los participantes en el mercado financiero. La elaboración de normas y su aplicación por los reguladores y los participantes en el mercado será una tarea ardua para garantizar el cumplimiento del Estado de Derecho, la transparencia y la protección de los consumidores en el contexto del uso generalizado de las últimas tecnologías.