En los últimos años, hemos asistido a un rápido desarrollo y a un mayor uso de las tecnologías de inteligencia artificial en diferentes ámbitos de actividad, incluido el comercio electrónico. El uso de la IA en este ámbito abre oportunidades completamente nuevas para la optimización de los procesos, la mejora del servicio al cliente y la personalización de las ofertas. Sin embargo, con las nuevas oportunidades, aparecen nuevos retos, y entre ellos, hay algunos que tienen que ver con los aspectos legales del uso de la IA. La IA puede analizar el comportamiento de los usuarios en los sitios web, sus preferencias y su historial de compras para ofrecer los productos y servicios que mejor se ajusten a los intereses del cliente. Los chatbots de IA, desplegados para la comunicación con los usuarios, reducirían en gran medida el tiempo de respuesta en caso de consultas de los usuarios y mejorarían la calidad del servicio. Permite el análisis de grandes cantidades de datos para la optimización de procesos en logística con el fin de ahorrar costes y acelerar la entrega a los clientes. Los algoritmos de aprendizaje automático analizan los mercados y las tendencias para que las empresas puedan responder con rapidez y agilidad a las fluctuaciones de la demanda y modificar así su surtido de productos en consecuencia. En el comercio electrónico, el mayor reto es garantizar que la información personal de los usuarios siga siendo privada y segura con la IA. Cualquier tratamiento de datos personales debe cumplir el GDPR y las normativas locales. Las aplicaciones de IA para la creación de contenidos, imágenes y música infringen los derechos de autor cuando los algoritmos crean obras con características ya existentes. Uno de los aspectos más cruciales es determinar la responsabilidad por las acciones y decisiones de una empresa tomadas por IA. Entre estas cuestiones se incluyen el análisis inadecuado de big data o los defectos en la toma de decisiones que vulneran los derechos e intereses de los usuarios. La inteligencia artificial tiene un gran potencial para mejorar la eficiencia y la calidad de la prestación de servicios de comercio electrónico. Sin embargo, la plena integración de la IA en este ámbito sólo es posible mediante el desarrollo de un marco jurídico adecuado que garantice la protección de datos, el respeto de los derechos de autor y el correcto ajuste de responsabilidades. La resolución de estos problemas contribuirá a maximizar el potencial de la IA y a minimizar los posibles riesgos de su uso en el comercio electrónico.